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Mostrando entradas de noviembre, 2016

Saldos de guerra

Estás acostado. Dormido. No te apresuras por nada, solo descansas luego de un largo día de trabajo. El sueño repara, es hondo y te lleva lejos. A tu lado, tu mujer. Duerme también, quizá más hondo que tú, pues su día es más largo. A lo lejos, pisadas por la carretera. Pisadas de jóvenes esperanzas rotas, truncadas, pisadas de huellas hondas por el cargo de conciencia. Tal vez una voz ronca por el uso del tabaco, con órdenes imprecisas sobre el futuro del país. Sigues en lo tuyo. El calor de las sabanas, lo mullido del colchón viejo. Tu habitación sencilla, pero no sucia. Tus sueños sinceros, sin mayor extrañeza. Un paro en seco. La noche se parte, ya no hay movimiento. Hasta los grillos parecen detener su canto. Un par de cuchicheos que no disimulan en nada la búsqueda de nuevas presas. Dan dos golpes a la puerta. Entre sueños, no logras diferencias estos primeros llamados, aunque si percibes la incomodidad reinante, la tensión que se puede cortar. Dos puños toca