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Otro día en la oficina.

por:Santiago Angarita.


La mayor parte del tiempo somos insensibles ante las realidades ajenas; tal vez porque consideramos que la realidad es una sola y nos abstraemos en  la ridícula idea de que el universo es único y que tiene para nosotros algo preparado. Es este pensamiento narcisista el que no nos permite apreciar con claridad la belleza en las pequeñas cosas, el que no nos permite disfrutar experiencias sensoriales únicas, por el simple actuar de una ética errónea infundada por los terratenientes dueños del sistema, aquellos que se creen con el derecho de gobernar nuestra vida entera y hasta ahora lo han logrado satisfactoriamente.

Este proyecto lo realice con el fin de mostrar un poco de esos mundos invisibles para los ojos de muchos pero que aun así son esenciales  , no ha nacido en este planeta un humano que pueda sobrevivir sin comida , y es en la galería donde se expende está a las mesas del resto de desagradecidos ; hombres y mujeres trabajan duro y durmiendo  poco , tal vez porque no tienen de otra o porque su trabajo realmente los satisface , hay rostros sabios , rostros que aprecian el fruto de la tierra y la labor del campesinado , piezas clave en aquella cadena que nos mantiene respirando, gente con alma pura y mirada inocente.


Esta muestra es en honor a los habitantes de la galería; a esos hombres y mujeres valientes cuya principal característica es la verraquera, qué desgastan sus cuerpos por la honorable misión de repartir con éxito lo que la tierra nos provee, sin ellos estaríamos obligados a consumir los químicos y nocivos productos que los grandes imperios económicos tratan de vendernos, vendernos para envenenarnos, envenenarnos para enfermarnos y que así debamos usar sus medicinas. Aun así seguimos enriqueciéndolos,   estamos tan cegados que admiramos a aquellos que nos roban y menospreciamos a los que nos alimentan.


La belleza del caos momentos atrás del estallido que llena de vida lo decadente , convirtiendo fantasmas en protagonistas de nada y a la vez de todo.
Con delicadeza manejo los frutos de la tierra , manos campesinas sembraron en ellos dedicación y esfuerzo y a pesar de que la noche no haya visto amanecer mi cuerpo cobra sentido entre el olor a trabajo.



Me adentro en el túnel que da lo desconocido no serán los círculos dantescos  los que hallare al final , serán racimos de plátano , racimos de sustento , su peso es irrelevante comparada con la culpa que se cierne sobre mi espalda.






           Lo que una vez fueron celdas hoy día guardan con recelo no almas extraviadas si no frutos del cauca .



Sientes comodidad en tu fría oficina de blancas paredes y objetos inanimados , presionado por el repiquetear del tiempo y el mal trato de un burgués con ínfulas de líder ;  yo me siento cómodo en la mía , llena de vida y calidez , tanto esfuerzo conjunto fundiéndose en la perfección de un fruto .

Puedo esbozar en sus paredes todo lo que para mi representa valor , puedo dejar volar mi verdadero yo sin restricciones de políticas empresariales , puede postrar en mi pared el reflejo de mis mejores días sin ser llamado narciso ¿puedes tu hacer lo mismo?


Y aun así , de que me sirve todo eso si siento el peso de los años robarse todo lo que una vez añore para los de mi sangre , de que me sirve todo eso si aun me arrepiento por las veces que deje que el miedo se apoderara de mis acciones…




Por que aunque otros carguen físicamente el peso del trabajo , queda en mi alma el remordimiento de saber que no hay un mejor futuro , he visto ya 35 inviernos  tras estas puertas de madera , tantos jóvenes perder la capacidad de arrastrar con gracia la carreta de su existir.





Tantas madres levantarse a las 2 de la mañana con el estomago lleno solo de plegarias , con las piernas cansadas  y con el corazón ahincado en traer a su hogar el pan o una manzana extraviada.






Y aunque el plano general del microcosmos de la plaza genere desconfianza y repudio en las caras de aquellos que no han vivido un carajo de dificultad en sus vidas.






Aunque muchos se vean obligados a abandonar este plano irrisorio con la penuria de que nunca se hizo justicia.


Me mantengo en pie arrastrando mi carga , aferrándome a lo único que en la vida no se pierde , la esperanza por un futuro mejor ;después de todo mis cansados tendones aguantaran otros 20 octubres , después de todo esto es …solo otro día en la oficina.

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