Lo has dejado morir nefasta telaraña de engaños y miedo
narciso,
se ha podrido
doliente en sus propias heces insípidas,
ha gemido tu nombre entre abominaciones e injurias entre
pelambre y narices húmedas.
Lo he sostenido en mis brazos, reteniendo sin éxito el
aliento carnal del relicario de besos,
del guardián de caricias, de lengüetazos, de noches frías
junto a la ventana empañada de ti,
y lo has dejado morir ,a tu eterno compañero, a tu amigo
insoluble de barbas blancas,
de suaves pisadas,
nadando en ensoñaciones de praderas y ríos, de bosques y carne.
Y se ha muerto mulata indiferente, se ha muerto en tu culpa
pero en mis brazos.
su pequeña cabeza desmembró las guerras y evito a carreras la
estampida de abrazos,
ahora todos parecen amarlo, extrañarlo y respirarlo,
cuando en vida no fue mas que otro trofeo,
otra ilusión de familia consolidada, haciendo en el ático
las veces del hijo feo.
Ya ha sido enterrado madre de todo dolor, cavé la tumba con
mis lagrimas ,
grite a las aves
profanas que trataron de arrancarme sus restos, les grite maldiciones,
les grite verdades de esas que tanto te molestan, de esas
que repites cual godo.
Y los gatos lloran y las putas sonríen, al ver un hombre de
corazón bueno,
llorando la perdida de su mas grande amigo, de su fiel
mascota.
Santiago Angarita
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